viernes, 16 de septiembre de 2011

Tango


Una línea de amargura me atravesó, de cabo a rabo, hasta las uñas y hasta el suspiro. Las imágenes, atropellándose unas contra otras. El extrañamiento. Nada estalló, apenas un suave estupor, indescifrable, al principio. Un estupor forjando laberintos adentro, senderos confusos yendo y viniendo.
Pero un escalofrío en los dientes, doloroso, irrumpió, insistió en una parálisis de incomprensión. Implacable en el látigo sutil que escarba en la materia y urde metástasis, lentamente, fogoneado por la mano de la incertidumbre, hasta dejar bien sentado el vacío insondable.

Imagen: Jason Shawn Alexander